JUNG: ADÁN VIEJO, ADÁN NUEVO

JUNG: ADÁN VIEJO, ADÁN NUEVO

En el análisis de Jung, Adán simboliza fuente de todas las energías psíquicas, frecuentemente, en forma de sabio viejo, se liga al arquetipo del  padre, del ancestro; es la imagen del hombre viejo, de una sabiduría insondable sacada de una larga y dolorosa experiencia. Puede, en los sueños, tomar la figura de un profeta, de un papa, de un sabio, de un filósofo, de un patriarca, de un peregrino. La aparición del sabio viejo simboliza la necesidad de integrar en uno la sabiduría tradicional o también actualizar una sabiduría latente. Siguiendo las ideas de Jung, el segundo Adán, cuya cruz se eleva sobre la tumba del primer Adán, así como lo muestran varias obras de arte, simbolizaría el advenimiento de una nueva humanidad sobre las cenizas de la antigua. El segundo Adán, Cristo, simbolizaría el sí, o la perfecta realización de todas las virtualidades del hombre. Pero el símbolo fascinante de un Adán, héroe-crucificado-resucitado-salvador, es como una carga energética, inmanente, que incita a una transfiguración interior. El misterio de Jesús aparece por entero en esa necesidad que cada uno se encuentra de crucificar su parte más preciosa, de asesinarla, de escarnecerla (de reducirla a cenizas) gracias a esta crucifixión, recibir la gracia de la salvación... Es por ello que el corazón del hombre está) sin cesar ensangrentado y luminoso, sufriente y glorioso, muerto y resucitado.  



DICCIONARIO DE LOS SÍMBOLOS, JEAN CHEVALIER Y BALAIN GHEERBRANT (1906-1933) HERDER. BARCELONA 1986.

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